CHRISTIAN NIMA CARBAJAL
Perú | 6 MAR 2025
Recurrentemente reflexiono acerca de lo importante que es contar con una óptima salud mental. Considero que es parte integral de la salud y bienestar, la cual debe ser atendida y cuidada tanto como la salud física. Hay sociedades más preparadas que otras para abordar este tema. En el contexto peruano, la salud mental se presenta como un estigma para muchos e inclusive como un tema tabú. Pero hay que hablarlo, ya que no es solo una cuestión de sanidad, sino también de conciencia y prevención.
Hay sociedades más preparadas que otras para abordar este tema. En Perú, el estado de la salud mental se ha deteriorado en los últimos años. De acuerdo con información del Ministerio de Salud (Minsa), 8 de cada 10 peruanos sufre de algún tipo de trastorno de salud mental, relacionados principalmente con la depresión y la ansiedad que, lastimosamente, en el peor de los casos, desencadena en fatales suicidios; por eso deben ser atendidos de manera oportuna. Ello pone bajo la lupa la crisis que padece actualmente esta problemática a nivel nacional.
Cabe indicar que el Minsa atendió más de 1,3 millones de casos por trastornos de salud mental y problemas psicosociales hasta octubre de 2024. Además, se registraron más de 15 mil llamadas telefónicas bajo diagnóstico de ansiedad, depresión e intento de suicidio. Asimismo, un dato necesario de resaltar es que en el país cada año se quitan la vida un promedio de 600 personas.
En esa línea, un reciente informe del Repositorio Único Nacional de Información en Salud (Reunis) desarrollado por el Ministerio de Salud notificó que un total de 735 personas se suicidaron a lo largo del 2024.
Según Carlos Bromley, psiquiatra de la Dirección de Salud Mental del Minsa, el 75 % de estos suicidios ocurre porque la persona padece de depresión grave; el resto lo hacen por circunstancias del momento, tales como crisis financieras, fracasos sentimentales, en el caso de adolescentes, por problemas con sus padres y por enfermedades físicas.
Bajo esa premisa surge una pregunta: ¿qué están haciendo las autoridades gubernamentales por la salud mental? Ante esta situación, el Estado tomó algunas medidas, aunque aún limitadas. Desde el año 2015 se implementaron los Centros de Salud Mental Comunitaria (CSMC), que a la actualidad cuentan con 277 establecimientos.
En tanto, por el lado normativo, en 2019 se promulgó la Ley de Salud Mental (Ley 30947), a fin de brindar un marco legal para garantizar el acceso a los servicios, la promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación en salud mental.
No obstante, las cifras no mienten, por lo que urge mitigar el impacto y aumento de las afecciones mentales. Un dato alarmante es que el Estado invierte solo 20 soles en la salud mental de cada persona en el país. Así, por ejemplo, el año pasado el presupuesto total del país ascendió a poco más de 704 millones de soles, lo cual representa el 2,6 % del sector salud. Al respecto, las recomendaciones internacionales plantean asignar entre el 5 % y el 10 % del presupuesto sectorial a la salud mental.
Otro aspecto muy importante a tomar en cuenta es que en Perú existe una gran escasez de profesionales de la salud mental, que se presenta como un desafío adicional. Según la OMS, por cada 100 mil habitantes, el país solo cuenta con tres psiquiatras y diez psicólogos, lo que evidencia una brecha importante en la atención de los trastornos mentales. De igual manera, solo para contextualizar, en todo el territorio peruano hay solamente un total de 294 psiquiatras.
Por último, desde mi perspectiva, todavía hace falta trabajar mayores estrategias de prevención efectivas, partiendo por promover la desestigmatización de la salud mental en la comunidad y generar una mayor inclusión de esta en las políticas públicas. Y urge que se contribuya al desarrollo de personas sanas para prevenir la salud mental desde las diferentes aristas que componen la sociedad: familias, colegios, universidades, centros laborales, el gobierno y la misma sociedad.
*Los artículos son estrictamente de opinión que responden al estilo y a la forma del autor. Todos los escritos de opinión son ajenas al equipo de redacción de MISCELÁNEA y llevan un autor al inicio; en efecto, por preservar el derecho a la libre expresión, la revista será imparcial. La revista puede no coincidir con la forma de pensar del autor, pero siempre la respeta.