Somos expertos en juzgar a los demás, pero incapaces de mirarnos al espejo y reconocer nuestras propias imperfecciones. Con el tiempo, esta tendencia ha generado un aumento en casos de depresión, ansiedad y soledad.
DIEGO ROLLANO
Uruguay | 23 NOV 2024
¿Todavía quedan personas que piensen así? ¿Personas que, a pesar de ver las señales de advertencia, decidan quedarse? ¿Personas que, en lugar de aprovecharse del dolor ajeno, prefieran ser un apoyo y ayudar a sanar las cicatrices del alma? Por si te lo preguntas, no. No soy psicólogo, pero creo en el amor. Creo que el amor todo lo puede, todo lo sufre, todo lo espera, todo lo soporta. Creo que el amor nunca deja de ser, y si dejó de ser, entonces jamás fue amor. No puedo pretender tener a mi lado a una persona perfecta, sin errores, sin heridas ni daños, sin antes asegurarme de que yo soy perfecto, y ¿sabes qué? Jamás lo seré.
Sé que puede parecer extraño, pues pertenezco a una generación que etiqueta todo como una "bandera roja". Somos expertos en juzgar a los demás, pero incapaces de mirarnos al espejo y reconocer nuestras propias imperfecciones. Con el tiempo, esta tendencia ha generado un aumento en casos de depresión, ansiedad y soledad. ¿Y por qué? ¿Porque al mostrar nuestras vulnerabilidades, somos descartados de la vida, cuando se supone que los humanos necesitamos de los demás para crecer?
Déjame explicarte el porqué: a este mundo no le sirves roto. Nuestra generación, marcada por la cultura del descarte, ha perdido la paciencia para solucionar problemas. En lugar de reparar lo que se rompe, prefiere reemplazarlo. Es como si, al encontrar un error en una moto, la vendiéramos por piezas y compráramos un modelo nuevo creyendo que eso nos garantizará la felicidad óptima. En un mundo donde todo se vuelve obsoleto rápidamente, hemos olvidado el valor de la paciencia, la perseverancia y la reparación.
Cada vez vemos más egoísmo e individualismo, y en mi caso, prefiero construir sobre lo que ya tengo, aunque esto implique reparar y mejorar, a empezar de cero con algo completamente nuevo. La pregunta es, ¿aún quedan personas así?
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